Calaveras Literarias
El origen de las calaveras literarias se encuentra en el artículo “Muertos y panteones” escrito por Guillermo Prieto en El Siglo XIX, del 28 de octubre de 1878.
Desde su inicio las calaveras literarias tienen un carácter crítico hacia las personas públicas por lo que hacen o no hacen.
En su crónica Guillermo Prieto nos dice: “Era muy frecuente que amantes desdeñados o matrimonios mal avenidos, cohechasen a monigotes y cantantes para que proclamaran en su responso el nombre del petimetre veleidoso o de la querida infiel y entonces, si el aludido o alguno de sus deudos era de brío y alentaba coraje, sacudía trancazos que era una gloria a los búhos, y aquellos gritos, y aquella zambra, y aquellas lágrimas calientes y genuinas, eran como quien dice, el complemento y la gloria del día”.
Esos “responsos” se transformaron hasta ser un instrumento jocoso en el hablar del mexicano, se opina de política y de políticos, en relación con la gente pública.
De las primeras calaveras, tenemos estos ejemplos:
Esos “responsos” se transformaron hasta ser un instrumento jocoso en el hablar del mexicano, se opina de política y de políticos, en relación con la gente pública.
De las primeras calaveras, tenemos estos ejemplos:
“─Comadre pelona,
me alegro de verte.
─No andemos con chanzas,
que yo soy la Muerte”.
“Andando de vagamundo
me encontré una calavera,
y le dije en lo profundo:
A mí lo mismo me pega
mas que sea del otro mundo".
Del libro “El folclor literario de México” de Rubén M. Campos, son los siguientes versos:
“¿Quién me compra calaveras?
Son de nueva invención,
hay bonitas y fieras
que han muerto ya de torzón:
son elegantes y finas,
a tlaco doy el montón
de las que usan crinolinas,
y otra que doy de pilón”.
Calavera el Padre Santo,
calavera el cardenal,
calavera el general,
calavera yo en mi tanto;
todas van al camposanto
como casa verdadera,
en panteones o en la tierra
quedan pobres y decentes,
y pelando allí los dientes
se ve tanta calavera.
Calavera es el arriero,
el licenciado y notario,
el médico y boticario,
el cirujano, el barbero,
el que sea bolsa de cuero,
pilmama y recamarera,
mandadero y cocinera,
sacristán, ministro y cura,
entrando a la sepultura,
todos quedan calavera…”
Y esta otra anónima o tal vez escrita por Don Antonio Vanegas Arroyo:
“Al señor General Porfirio Díaz.
Se acabó su omnipotencia
y por ser un gran majadero,
la parca sin más clemencia
se lo llevó al cementerio
dejando a Pancho Madero
que ahora es el mero mero,
y le dice al señor Díaz:
por andar de peleonero
ahora tienes las patas frías…”
Referencia:
Luis Rublou. El origen de las Calaveras literarias en Revista de Revistas N° 4482 Noviembre de 1999.
Sin lugar a dudas, José Guadalupe Posada junto a Antonio Vanegas Arroyo, grabador y editor respectivamente, de las calaveras que se imprimían y vendían a los habitantes de la ciudad de México.
José Guadalupe Posada nació en la ciudad de Aguascalientes en 1852 y murió en la ciudad de México en 1913.
Durante su adolescencia trabajó en el taller de Trinidad Pedroso con él aprendió el oficio de la litografía y el grabado. Publica en el diario El Jicote. En 1871 se traslada a León Guanajuato, huyendo del cacique del pueblo quien había recibido sus trazos mordaces.
En 1875 se casó con María de Jesús Vela. Para 1883 da clases de litografía en una preparatoria de León. En 1888, después de una inundación, se mudó a la ciudad de México. Su primer trabajo fue con el editor y periodista Irineo Paz, abuelo del poeta Octavio Paz.
Luego conoció a Antonio Vanegas Arroyo, editor, al poeta Constancio Suárez y al gabador Manuel Manilla, que se dedicaban a publicar impresos de bajo costo accesibles al pueblo emppobrecido por la dictadura de Porfirio Díaz.
Referencia:
http://www.osiazul.com.mx/seccion/Posada.html
Don Antonio Vanegas Arroyo nació en 1850 en la ciudad de Puebla y murió en la ciudad de México en 1917.
A los 17 años llegó a la ciudad de México, donde fundó una imprenta.
La imprenta de Vanegas Arroyo imprimió los volantes que animaban a la gente.
También escribió obras de teatro infantiles.
Luego conoció a Antonio Vanegas Arroyo, editor, al poeta Constancio Suárez y al gabador Manuel Manilla, que se dedicaban a publicar impresos de bajo costo accesibles al pueblo emppobrecido por la dictadura de Porfirio Díaz.
Referencia:
http://www.osiazul.com.mx/seccion/Posada.html
Don Antonio Vanegas Arroyo nació en 1850 en la ciudad de Puebla y murió en la ciudad de México en 1917.
A los 17 años llegó a la ciudad de México, donde fundó una imprenta.
La imprenta de Vanegas Arroyo imprimió los volantes que animaban a la gente.
También escribió obras de teatro infantiles.
Referencia:
CALAVERAS DEL MONTÓN
Calaveras publicadas por Don Antonio Vanegas Arroyo y grabados de José Guadalupe Posada.
Grabado de José Guadalupe Posada |
Es una verdad sincera
lo que nos dice esta frase
que sólo el ser que no nace
no puede ser calavera.
Esto es una ensaladilla
para todos los mortales,
porque hasta los militares
les ha de dar pesadilla.
Es calavera el inglés,
calavera, si señor,
calavera fue el francés,
y Faure y Sadi Carnot.
El chino, el americano
el papa y los cardenales,
reyes, duques, concejales,
y el jefe de la nación
en la tumba son iguales
calaveras del montón.
Calavera el general
y todos sus ayudantes
coroneles, comandantes
y el furioso capitán.
Los subalternos serán
calaveras en dos tiempos;
en uno son los sargentos,
los cabos en pelotón,
los soldados son por cientos
calaveras del montón.
Toditos los comerciantes
vendrán a ser calaveras
porque ahora sí es deberás
se acabó la Jauja de antes,
los cómicos resabidos
que en todo son presumidos
huesos roídos y podridos
los dueños del tendajón
y todos los dueños de giros
son calaveras del montón.
Toditas las chimoleras
son calaveras en mole
y las que hacen chacualole
juntas con las tamaleras,
que sigan las tortilleras
por chorreadas y liendrudas,
las carniceras sin duda
por vender mal chicharrón
y el que comercia en verdura
calaveras del montón.
Los ricos por su elegancia
los rotitos con redrojos
los pobres por su miseria,
los tontos por su ignorancia,
los jóvenes por su infancia
los hombres de edad madura
todos en la sepultura
con las viejas ¡¡qué ficción!!
serán como dice el cura
calaveras del montón
Calaveras elegantes
son todos los magistrados
los médicos o abogados
y también los estudiantes,
también los practicantes
del hospital y enfermeros
y los jueces más severos
que fallan sin compasión
que sean con los
carceleros
calaveras del montón.
En fin el compositor que
ponía mil defectos,
que versos no supo hacer,
que se lo coman los puercos
no habrá quien llore por él
pues no merece panteón
pues antes dirán mejor:
y que sea entre los muertos
ya se murió el hablador
calavera del montón.
Sin lugar a dudas el grabado mas conocido de Posada es La Catrina.
Otros grabados de José Guadalupe Posada:
CALAVERA DE UN LAGARIJO
Me gustan los lagartijos
que se la echan de elegantes.
y que sin tlaco en la bolsa
van de sorbete y guantes.
De ellos no quiero dejar
ni señales, ni semilla,
que haré polvo imperceptible
hasta su última canilla.
Las calaveras vivientes de Posada. Carlos Macazaga Ramírez de Arellano y Cesar Macazaga Ordoño. Editorial Cosmos. México. Segunda edición 1977.
Otra tradición es la de la publicación de Calaveras en revistas y periódicos, de políticos, artistas y deportistas, de hechos del momento, donde por los general se satiriza a la persona por lo que ha hecho o dejado de hacer.
Las caricaturas o cartones que en el Día de Muertos que aparecen en los periódicos, con un carácter casi siempre político:
Ahumada PREPARATIVOS PARA EL DÍA DE MUERTOS La Jornada 28 de octubre de 2009 |
Helguera CALAVERA MARCIAL Y BASTANTE IMPARCIAL La Jornada 1 de noviembre de 2002 |
Magu EL MONTÓN DE CALAVERAS La Jornada 1 de noviembre de 2002 |
Estas son las tradicionales calaveras que aparecen en revistas y periódicos:
Calaveras. La Jornada 2 de Noviembre de 2010. |
Calaveras. La jornada. 2 de noviembre de 2010. |
Calaveras. La Jornada 2 de Noviembre de 2010. |
Calavera. Revista de Revistas. Noviembre 1999. |
Calavera. Revista de Revistas. Noviembre 1999. |